Hace unos días como Grupo Diario Sur publicamos en nuestra sección #HistoriasDiarioSur la poco conocida historia del periodista Luis Mesa Bell, ex director del diario El Correo de Valdivia, y de su alevoso asesinato en Santiago el 20 de diciembre de 1932 mientras investigaba la desaparición y posterior crimen de un militante comunista durante la dictadura de Carlos Dávila a comienzos de la década del 30 (Ver nota al pie). En dicho reportaje consignamos la participación directa del prefecto de la Sección de Investigaciones Alberto Rencoret en los hechos que rodearon la muerte de Mesa Bell, su condena y posterior indulto por parte del presidente Arturo Alessandri para después entrar al seminario y llegar a ser Arzobispo de Puerto Montt.
De acuerdo al libro “Historias desconocidas de Chile” de Felipe Portales, quien aborda el caso, indica que Rencoret tras dejar su cargo como arzobispo “colgó los hábitos”, sin embargo un personaje muy especial salió al paso para “limpiar el nombre” del ex prefecto, el sacerdote Eugenio Pizarro, ex candidato a la Presidencia de la República en 1993.
El sacerdote, conocido popularmente como el “Cura Pizarro”, tomó contacto con Grupo Diario Sur y desempolvó recuerdos del ex arzobispo de Puerto Montt a quien calificó como un sacerdote que a él lo marcó en su opción por los más pobres. Pizarro, quien actualmente realiza su ministerio sacerdotal en Puente Alto, aclaró: “Don Alberto nunca colgó los hábitos. Fue sacerdote y Obispo emérito de Puerto Montt hasta su muerte”, la que acaeció en 1978. También explicó que “después de dejar de ser titular de Puerto Montt, él se fue a vivir a Constitución y por eso, se le llama, hasta su muerte, Obispo emérito de Puerto Montt, así se les llama a todos los Obispos titulares después de su paso por una Diócesis o Arquidiócesis”.
“ATORMENTADO”
Eugenio Pizarro, quien en 1993 fue candidato independiente de la coalición Alternativa Democrática de Izquierda que reunía al Partido Comunista y al MAPU, entre otros, defendió a Alberto Rencoret quien tuvo un pasado como perseguidor de los comunistas en Chile.
El ex Arzobispo de Puerto Montt y Pizarro se conocieron en el Seminario Pontificio Mayor cuando Rencoret fue rector del mismo y el ex candidato presidencial estudiaba como seminarista. El Cura Pizarro dijo que su ex maestro “vivió atormentado por su pasado en Investigaciones. Él quiso hacer penitencia, quería ser un cura anónimo. No digo que mató a alguien, pero sí se arrepentía por el trato que la institución dio a los desaparecidos por razones políticas. Indudable que le pesaba la conciencia porque en Valparaíso pasaron muchas cosas graves”.
Pizarro dijo que le impresionó la labor de Rencoret como rector del Seminario, lo recordó como un gran orador y un ejemplo de conversión y de entrega total a Cristo y su opción por los más necesitados. Añadió que cuando lo nombraron Arzobispo de Puerto Montt no quería asumir el cargo por sentirse indigno de él. Fue el entonces Papa Juan XXIII quien lo convenció y Pizarro dijo que el Sumo Pontífice le pidió “que olvidara su pasado y confiara en la misericordia de Dios”, recordándole el encuentro de Jesús resucitado con el apóstol Pedro y en el que le preguntó tres veces si lo amaba (en contraposición a las negaciones de Pedro) para finalmente encargarle “apacienta mis ovejas”. Sólo tras esa conversación con Juan XXIII Alberto Rencoret aceptó la misión que le encomendaban, asegura Pizarro.
“Le han achacado cosas muy negativas, pero yo lo veo como un padre espiritual y por eso quiero reivindicar su memoria”, enfatizó el Cura Pizarro e insistió “yo lo tengo en un pedestal. Fue un gran sacerdote y a mí me marcó para toda la vida. Él me autorizó a salir a las poblaciones y hasta quedarme a dormir allá”.
Eugenio Pizarro cuenta que entró al seminario a los 13 años y que a los 23 años ya era ordenado sacerdote. Recuerda que aún no tenía la edad canónica para ser consagrado y fue el rector Carlos González el que le consiguió una dispensa del Papa Juan XXIII. “Tenía una carta bajo la manda para hacerme sacerdote. Estaba todo cocinado”, se rió, pero también se emocionó al recordar que en su ordenación: “me lloré toda la ceremonia”, dijo.
CURA CANDIDATO
Eugenio Pizarro, de actuales 82 años, sigue trabajando en campamentos y recuerda que se inició en Huechuraba y actualmente vive en Puente Alto.
Recordó brevemente cuando decidió ser candidato presidencial y dijo que iba a pedir un permiso al cardenal Carlos Oviedo, pero finalmente fue suspendido de sus funciones como sacerdote para trabajar por la candidatura. “No se trataba de ser presidente, se trataba de una petición de los más pobres y recorrí todo Chile levantando la causa de los más pobres”, expresó.
Pizarro tuvo una votación del 4,70 % del total de los votos en dicha elección que ganó Eduardo Frei Ruiz Tagle que obtuvo 57,98 % de los votos, el porcentaje más alto de un presidente electo.
Finalizada la campaña presidencial, Pizarro se fue un mes a un monasterio para un retiro espiritual y posteriormente el mismo cardenal Oviedo le permitió retomar sus labores como sacerdote de la Iglesia Católica, las que cumple hasta hoy.
EL CARDENAL SILVA
El cura Pizarro recordó con cariño al cardenal Raúl Silva Henríquez durante los años del gobierno de Augusto Pinochet. De él dijo “tenía un rostro duro, pero era un hombre sensible que se emocionaba y lloraba. Fue el cardenal que mejor entendió al clero secular, siendo salesiano y de clero regular”.
Recordó los duros años de la Dictadura Militar cuando estuvo en la mira de los agentes de Estado incluido el mismísimo cardenal. Uno de los episodios más tenebrosos de Pizarro fue cuando un agente de inteligencia se presentó en su parroquia y le admitió, sin conocerlo a él, en una conversación que debía matar a un hombre ligado al Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), pero que a último momento se arrepintió. Posteriormente este mismo agente le contó que debía “sacar una foto con teleobjetivo” (o sea asesinar) a un sacerdote de apellido Pizarro. Comentó su sorpresa, “o sea estaba hablando con el hombre que tenía que matarme”.
IGLESIA CHILENA
El sacerdote también fue sincero en opinar que la iglesia en Chile debe recuperar su rol profético de anuncio y denuncia. Recordó el proceso de “aggiornamiento” de la iglesia con el Concilio Vaticano II que inició el Papa Juan XXIII, proceso que según él no ha sido terminado y espera que el Papa Francisco lo reactualice.
“Vaticano II es llamado la primavera de la iglesia. Ahora hay diferencias con las nuevas ornadas de sacerdotes con una formación que corresponde a la involución que tuvo la iglesia en el mundo sobre el Concilio Vaticano II que volvió un poco para atrás la cosa porque hubo muchos en el mundo que no estuvieron de acuerdo. En Chile influyó mucho (Angelo) Sodano en el cambio de la iglesia de Chile… y para mal. Era un ‘momio pinochetista´”, indicó acerca del impacto de Vaticano II en la iglesia chilena.
Otro aspecto que según Pizarro marcó cambios en la iglesia de Chile fue el “temprano” alejamiento del cardenal Silva. “El Cardenal Silva tenía que presentar su renuncia a los 75 años como Arzobispo, aunque él creía que se la podrían prorrogar. Se sentía aún con fuerzas, pero en el Vaticano se la aceptaron al tiro y pusieron a Juan Francisco Fresno que era un conciliador y cercano al Opus Dei”, expresó.
ASAMBLEA CONSTITUYENTE
El padre Eugenio también resultó crítico al proceso de elección de constituyentes para cambiar la actual Constitución de 1980, carta magna que considera antidemocrática. “Para mí la asamblea constituyente es tramposa porque la clase política, que rechazó el pueblo, rayó la cancha y ahí se rige por la ley electoral que ni Pitágoras entiende, donde más de un tercio puede hacer todas las reformas o pararlas”.
Pizarro fue enfático al manifestar que “el pueblo soberano pidió asamblea constituyente y nueva constitución y en la convención constitucional corren los políticos y los que pueden tener sus listas y los que llaman independientes que dicen ser no neutrales, pero que son de los empresarios. Ahí no se va a hacer lo que el pueblo soberano determinó”.
También expresó: “se quiere mantener que la colusión de privatizaciones y neoliberalismo o capitalismo salvaje siga con el poder de un 1% que manda Chile, no escuchando las demandas del pueblo soberano”.
Según el sacerdote el presidente Piñera debió haber convocado él mismo la asamblea constituyente y no aceptar “este rayado de cancha de nueva constitución” y por lo mismo Pizarro teme que se caiga en “más de lo mismo”. “No creo en este proceso”, subrayó.
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