En Chile existen suelos muy degradados y en la gran mayoría las opciones de recuperarlos son costosas, comenta la investigadora Cristina Muñoz, académica de la Universidad de Concepción, pero ella y su equipo están enfocados hace más de 5 años en el estudio, desarrollo, mejora y difusión de la importancia que puede tener el biocarbón en los campos nacionales.
El biocarbón se denomina a un tipo de carbón producido con residuos orgánicos, por ejemplo, a partir de desechos de animales, como guanos, purines de lecherías y también de residuos de origen vegetal, como paja e incluso resto de podas, a través de un proceso que se denomina pirólisis. La pirólisis es la descomposición de la materia orgánica a temperaturas entre 200 a 900 C° y una atmósfera con bajo oxígeno.
El biocarbón puede tener altos niveles de carbono, nitrógeno, hidrógeno y azufre. El uso del biocarbón abre posibilidades a un manejo más sustentable de la agricultura, dice la especialista, mejorando el suelo en sus propiedades físicas y químicas, la suma de ello aumenta la productividad de los cultivos y, también contribuye a mitigar el cambio climático, ya que captura carbono y evita su retorno a la atmósfera como CO2.
La académica, y directora del proyecto Fondecyt “Biocarbón activado para la biorremediación y biorrecuperación de suelos para promover una agricultura climáticamente inteligente”, financiado por La Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), recuerda que conoció las primeras experiencias del uso del biocarbón en Canadá y posteriormente en Nueva Zelanda, dos países que hace varios años utilizan el biocarbón para mejorar sus suelos, y dice que, en Chile por falta de tecnología es que este sistema de mejoramiento de suelos aún no se ha masificado.
“Para mí es importante que se reconozca el material como beneficioso para los suelos. Estamos trabajando para mejorar las propiedades de estos materiales carbonosos, enriqueciéndolo con nutrientes y/o enzimas para así requerir menores dosis a nivel predial, obteniendo buenos resultados a nivel de suelo y mejoras en la productividad en algunos cultivos”, dijo.
Y agrega que “a nivel de laboratorio disponemos de hornos de pirólisis con capacidad limitada de producción; sin embargo, estamos trabajando para generar hornos a nivel predial, que signifique una solución factible para los productores disponer de sus residuos para la elaboración de biocarbones en su mismo predio, potenciando la economía circular”.
“Es una producción sustentable, ecológica, que le devuelve al suelo lo que uno ha estado extrayendo, que es carbono y nutrientes”, comentó la especialista.
Otro aspecto relevante para la Dra. Muñoz, es que muchos estudiantes se puedan formar durante los cuatro años que dura el proyecto de investigación. “Desde el comienzo involucro a mis estudiantes de pre y postgrado en el tema, establecimiento ensayos, analizando datos, para que tengan una visión completa de cómo se produce y los beneficios agronómicos y ambientales de estos materiales; y así puedan aportar desde sus futuras actividades profesionales al desarrollo de esta tecnología para nuestra agricultura” concluyó la académica.
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