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Villarrica, el volcán de las 49 erupciones, sigue vivo y vigilante

Por Mario Guarda / 21 de noviembre de 2020
#VivirEntreVolcanes: Serie de artículos recorrerá los principales volcanes del sur, con detalles de su historia, actividad sísmica y con información de las oportunidades para la investigación y el turismo aventura. PARTE 1.
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El volcán Villarrica es quizás el macizo más famoso de Chile, con una altura de 2.847 metros sobre el nivel del mar, y ubicado en la región de la Araucanía, es una postal consagrada en dicha zona. El volcán toma su nombre de la antigua y mítica ciudad de Villarrica, fundada por Gerónimo de Alderete en 1552, aunque el nombre original del macizo en mapudungun es Ruka Pillán, lo que podría traducirse como “morada de la deidad”, muy acorde con el carácter atribuido al siempre activo volcán.

Los poblados más cercanos al Villarrica son Pucón, Lican Ray, Coñaripe, Molco, Pucura, Traitraico, Los Cajones, y Palguín, cuyos habitantes conocen muy bien las condiciones que impone el hecho de vivir a los pies del volcán más activo del país.

El registro histórico de erupciones del Villarrica es el mayor entre los volcanes de Sudamérica, desde el año 1558 se han producido al menos 49 erupciones, destacando las ocurridas durante el siglo XX, concretamente en los años 1948-1949, 1963-1964, 1971, 1984, y el 2015, que hasta ahora es la única del siglo XXI. 

RIESGOS

La erupción de 1948, ha sido la de mayor impacto, con el desarrollo de flujos piroclásticos de pequeño volumen que afectaron el lado occidental del volcán. Un vívido testimonio de dicho evento natural fue el que dejó Lorenzo Casertano en su obra “Actividad del volcán Villarrica en el curso de este siglo” (1964), donde describe que el volcán “provocó una de las peores catástrofes que hayan afectado a la zona, a raíz de una explosión tipo nube volcánica o 'coliflor atómica', el día 18 de octubre”.

Casertano relata cómo la actividad volcánica de 1948 afectó dramáticamente a todo el entorno natural y humano; "de inmediato se produjo el deshielo de las nieves eternas del cono, formándose aludes en todo el contorno del volcán. Las mayores bajaron en el sector norte, que comprende la ciudad de Villarrica y Pucón, por los esteros (o ríos) Voipire, Molco, Loncotraro, Correntoso y Turbio, llegando hasta el lago Villarrica. Otra grande bajó por el lado de Coñaripe, llegando al lago Calafquén. Todas las corrientes de barro arrasaron grandes árboles, enormes troncos y bloques de lava hasta los 10-20 m3 de dimensión, destruyendo bosques, viviendas, caminos y cuantas construcciones encontraron a su paso. 

En sus recorridos abrieron surcos profundos hasta seis metros y anchos hasta más de cincuenta metros.

Los ríos salieron de sus cauces, alcanzando, en algunos puntos, un ancho hasta más de 1 y ½ km. El nivel del lago Villarrica subió en casi un metro. [...] Se perdieron centenares de animales y Carabineros registró la muerte de 23 personas y la desaparición de otras 31".

Lo anterior deja muy en claro cuál es el mayor peligro para las comunidades humanas cercanas al Villarrica; la formación de lahares, que son aludes o flujos de sedimento y agua que se deslizan por la ladera de los volcanes, y que pueden ser altamente destructivos, en el caso del Villarrica hay que mencionar que está cubierto por un importante glaciar que se extiende por 30,3 km2. Estos lahares en el siglo XX causaron más de 100 muertes. 

Otro hecho trágico producto de este tipo de flujos, fue el ocurrido en la erupción del 1 de marzo de 1964, donde un lahar arrasó con gran parte del antiguo pueblo de Coñaripe, dejando un triste saldo de 22 víctimas fatales, de las cuales 19 nunca fueron encontradas.

Otro riesgo identificado en una erupción del volcán son los flujos de lava, aunque en el Villarrica estarían confinados a los valles y quebradas cercanos, y cuyo alcance puede llegar a los 16 km, pero la caída de cenizas o tefra, es el que tiene mayor efecto ya que, dependiente de la dirección del viento, puede llegar a cubrir un área de grande proporciones.

RECURSO NATURAL PARA EL DESARROLLO

La última erupción del volcán Villarrica ocurrió en el año 2015, lo que ocasionó la evacuación de casi 6 mil personas, afortunadamente sin víctimas que lamentar. Esto último da cuenta de la preparación y planificación asumida por las entidades comunales y regionales respecto de contar con planes de emergencia en un contexto en el que se debe aprender a convivir con los volcanes.

En el otro lado de la moneda, la presencia del volcán Villarrica es también el generador de un importante motor económico-turístico, que ha permitido impulsar el desarrollo de las localidades aledañas al macizo, aprovechando un sistema de atractivos que convierte a la zona en un destino turístico reconocido a nivel nacional e internacional.

Lagos, ríos, termas, montaña, nieve, bosques, etc, todo se complementa en torno al Villarrica, territorio que incluso tiene el carácter de Parque Nacional, originalmente Reserva Forestal de Villarrica o Hualalafquén, creada el 18 de octubre de 1912, y adquirió el carácter de reserva nacional en 1925, hasta ser declarado parque nacional en 1940. 

El reconocimiento del conjunto de atractivos naturales permitió el surgimiento de hoteles, restaurantes, tour operadores, servicios inmobiliarios, entre otros, que permitieron despegar a este territorio, porque su principal activo es el volcán Villarrica.

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