¿Es posible alivianar la presión sobre los mares a partir de la acuicultura? Organismos internacionales plantean que sí, sin embargo investigadores chilenos examinan la denominada revolución azul, sus implicancias y riesgos.
El tránsito desde una situación de disminución de los recursos marinos hacia la recuperación de éstos a través de la acuicultura se denomina
transición azul. Este camino, apuesta de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Banco Mundial, sería clave para la revolución azul, es decir, alivianar la presión sobre los recursos marinos, contribuir a la soberanía alimentaria y a la generación de empleos en poblaciones desfavorecidas.
El avance de los discursos azules como referentes de las políticas de desarrollo es analizado por científicos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) a partir de datos mundiales y nacionales en un estudio liderado por la Dra. Laura Nahuelhual, economista ambiental del centro IDEAL, y publicado en la revista Fish and Fisheries.
“La idea de transición viene de las teorías de modernización que afirman que las sociedades transitan desde el subdesarrollo al desarrollo. Esta transición unidireccional y global es asistida con avances tecnológicos que la posibilitan. Y azul porque ocurre en el mar y está relacionada a la idea de la revolución azul. Así, la idea de transición azul quiere decir que la acuicultura se impone como la solución tecnológica a la disminución de las pesquerías, ignorando ampliamente los daños locales que ésta pueda tener”, señala Laura Nahuelhual.
En 2012 la producción acuícola destinada al consumo humano sobrepasó la pesca de captura por primera vez en la historia. Sin embargo, no se han cumplido las promesas de la transición azul. Según datos presentados en el estudio del Centro IDEAL, se evidencia una expansión acuícola exponencial durante las últimas décadas, no obstante, los datos no han demostrado la recuperación de la biomasa de recursos pesqueros marinos, más bien, surgen nuevas preocupaciones con expresiones globales y locales.
La expansión masiva de la producción acuícola mundial desde 1970 alcanzando su punto de inflexión en 2012, se debe en gran medida a China, responsable de más de un tercio de la producción acuícola mundial. Este papel gravitante pone en duda la verosimilitud de una transición azul y revela su fragilidad al depender de un solo país.
Asimismo, los discursos azules no resultan pertinentes a escalas regionales y locales. Es lo que sucede en el caso de Chile, donde la producción acuícola superó la pesca de captura en 2014. Sin embargo, no ha satisfecho las demandas alimentarias de la población de menor ingreso, ni ha aliviado la presión sobre los océanos. Esto se debe a que la acuicultura en Chile corresponde en un 70% a la salmonicultura, industria extractiva que destina un 80% de su producción a mercados extranjeros y cuya intensificación y expansión no ha sido adecuadamente evaluada en lo que respecta a la cobertura de daño ecológico e impacto social.
De esta forma, Sandra Marín, académica del Doctorado en Ciencias de la Acuicultura, UACh, investigadora del Centro IDEAL y co-autora del artículo concluye “contrastar los grandes discursos que se manejan a nivel global con estadísticas globales y locales nos permite enfatizar que, si mantenemos estos discursos globales, podemos estar teniendo un foco errado sobre cómo queremos conducir la acuicultura en nuestro país”.
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